¿Alguna vez habéis visto una pared y os ha parecido ver una cara? ¿Habéis observado una nube y tenía forma de elefante? Tranquilos, no os pasa nada extraño, esto que ocurre es un fenómeno psicológico que se produce gracias al cerebro.
En nuestro cerebro existe una zona llamada área fusiforme facial, aunque su nombre suene muy técnico, simplemente se trata de una estructura encargada del reconocimiento de caras. Su procesamiento es tan rápido que una vez que detecta una cara es difícil que dejemos de verla a pesar de que nuestra lógica nos diga que eso no es una cara real; es un procesamiento que se hace sin la intervención de la razón, es algo innato.
Pero, a diferencia de lo que muchos estaréis pensando, esto no es un fallo. Esta capacidad existe, porque en su momento nos fue útil para sobrevivir, es decir fue adaptativo para nuestra especie, debido a que en segundos podíamos reconocer si era la cara de alguien conocido o de un depredador, ¿Por qué esto es sumamente importante? Porque si vemos la cara de un león cuando en realidad no lo es nos asustamos, pero si no la viésemos tendríamos un serio problema, también es importante para nuestra especie que un bebé reconozca a sus padres y que éstos reconozcan a su bebé para que puedan establecer el vínculo y protegerse mutuamente.
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