Neurociencia y educación
Son muchas las dudas que se han generado en cuanto a la posibilidad de aplicación de los conocimientos aportados por la neurociencia, más concretamente la neurociencia cognitiva, a la educación. Tanto que a comienzos de los 90 surgió el “aprendizaje basado en el cerebro”, un movimiento que partía de la educación con la intención de unificar los avances de ambos ámbitos.
Es cierto que, como aportan numerosas evidencias, ambas disciplinas “hablan” dos lenguajes distintos y poseen diferentes objetivos. Sin embargo, existe una solución a estas diferencias, la “creación” de profesionales con una formación híbrida y con experiencia tanto educacional como en investigación. De esta forma, autores como Janet Zaldina han propuesto la posibilidad de crear una nueva especialidad que forje el nexo entre las disciplinas mencionadas: la profesión de “neurocientífico educativo”.
Hay que dejar claro que con esto no se pretende cortar de raíz con el sistema educativo actual, si no modificarlo de una forma sensata para tratar de mejorarlo. Por ejemplo, la neurociencia ha dado a conocer que la maduración cerebral requiere de más tiempo del que se creía hace apenas unos años, pasando de “los primeros 1000 días” de vida, hasta los 7000 (Lipina y Segretin, 2015). Otra revelación que ha aportado la neurociencia (Dumontheil, 2015; y CatherineSebastian, 2015) es que el papel de las hormonas en la adolescencia, pasa a un segundo plano junto con los cambios contextuales y sociales, siendo el proceso de maduración cerebral la razón principal de un desarrollo óptimo del pensamiento abstracto, la capacidad de resolución de problemas o la autoconciencia.
En definitiva, las investigaciones en neurociencia aportan estrategias para facilitar el proceso de aprendizaje entre los estudiantes, no sólo teniendo en cuenta el contenido de lo que se enseña en las aulas, sino en la manera en que estos contenidos deben ser ser enseñados.
Estos datos son, o deberían ser, cruciales para plantear cambios en las medidas políticas de educación y en el desarrollo de planes para la prevención del fracaso escolar, así como del desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños.
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EL JUEGO II
¡Buenos días! Esta semana nos gustaría continuar hablando de un tema que comenzamos hace unas semanas, la importancia del juego.
Como recordaréis en el post pasado del juego hablábamos sobre la importancia del mismo para el desarrollo de nuestros hijos, hablábamos de cómo el juego favorecía su autonomía, su desarrollo social, neurodesarrollo…Cuando observamos a los niños jugar podemos ver el papel tan importante que cumple el mismo en el desarrollo emocional, permitiendo conocer e identificar diferentes tipos de emociones a través de diferentes situaciones.
No hemos de olvidar que el juego forma partes de todos nosotros, niños y adultos. Asociamos éste como un componente positivo en el desarrollo de los niños pero…estos efectos no son sólo positivos para ellos. Wenner Moyer (2014) afirmaba que los adultos que no juegan son infelices y están cansados sin entender por qué, sugiriendo que jugar promueve el desarrollo neuronal en áreas del cerebro asociadas con reacciones emocionales y al aprendizaje social.
El juego es “el lenguaje principal” para los niños a través del cual se comunican tanto con sus iguales como con los adultos. A través del juego favorecemos múltiples áreas entre las que destacamos:
– Creatividad
– Características emocionales y afectivas
– Compañerismo, cooperación…
– Conocimiento de él mismo y su entorno.
El aprendizaje es fundamental y a través del juego favorecemos el desarrollo, salgamos a la calle,¡ fomentemos el juego!
“Todas las personas mayores
fueron al principio niños
(aunque pocas de ellas lo recuerden)”
Antoine de Saint-Exupery
Ana Madueño
Psicóloga
Learn MorePSICOMOTRICIDAD
Hola a tod@s!!!
Ya es miércoles y ¡aquí estamos otra vez! Hoy venimos para informaros acerca de lo que es la psicomotricidad y las ventajas de su práctica educativa en los niños pequeños.
Cuando pensamos en psicomotricidad, quizá lo primero que se nos pase por la cabeza, sea cualquier sinónimo de gimnasia dirigida a niños. Pues bien, en el momento en el que los niños realizan una sesión de psicomotricidad, no solo están haciendo una actividad que les ayuda a desarrollarse físicamente.
Además de reforzar las actividades físicas de los niños, para que desarrollen más fácilmente su motricidad fina y, sobre todo, su motricidad gruesa, también les ayuda a potenciar su creatividad, su coordinación, su equilibrio, sus capacidades de expresión…
Todo ello les ayuda a conocer su propio cuerpo y a hacerse una idea más perceptiva de sus posibilidades de acción, al irlas desarrollando en un medio familiar y conocido para ellos, con los recursos que el adulto le va proporcionando, siempre teniendo en cuenta la edad y la etapa de cada uno.
Por lo que es una actividad muy beneficiosa, que potencia tanto el conocimiento cognitivo como las capacidades físicas de los niños y, que incluso, les puede motivar notablemente en su día a día, al ser un ejercicio que hacen libremente mediante juegos que pueden crear incluso ellos mismos.
Otro de los grandes beneficios de estas sesiones, es que potencia el desarrollo de los sentidos de los niños durante la realización de las diferentes actividades propuestas por el profesional. En estas edades tempranas, lo más importante es potenciar ese incentivo que tienen los más pequeños de conocer todo a través de los sentidos, porque es de la mejor forma que pueden percibir y sentir el mundo que les rodea.
Recuerden: la clave está en divertirse y disfrutar aprendiendo J
Maestra y Educadora de Educación Infantil
Alicia Jiménez
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