AFRONTAMIENTO PSICOLÓGICO EN EL PROCESO DE DESCONFINAMIENTO (COP)
En este blog, basándonos en la información que el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid nos ofrece, vamos a resumir de forma sencilla las pautas a seguir durante el desconfinamiento.
En primer lugar, debemos conocer que las reacciones que pueden surgir del desconfinamiento se pueden agrupar en 4 grupos: reacciones fisiológicas (por ejemplo, taquicardias, migrañas, mareos…), cognitivas (confusión, desconfianza, inseguridad, etc), conductuales (conductas de riesgo o de evitación, entre otras) y emocionales (miedo, ansiedad, tristeza…).
Igual que éstas, no debemos olvidar que también surgirán reacciones positivas como, por ejemplo, la vuelta a los hábitos y rutinas beneficiosos que ya teníamos de forma previa a la pandemia, como aquellos hábitos que hemos comenzado durante ella.
Dicho ésto, para poder “salir” más fuertes de lo que entramos en confinamiento, es de vital importancia buscar una buena forma de hacer frente a las posibles reacciones que nos pueden aparecer. ¿Cómo?
- Atiende a las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
- Observa y comprende que la situación actual es diferente desde la aparición del virus.
- Debido a este cambio, ajusta las expectativas a la situación. Es decir, debemos ser más flexibles de pensamiento y en nuestra forma de actuar y relacionarnos.
- Modifica hábitos previos (o implanta nuevos) para que se ajusten a las condiciones presentes.
- Presta mayor atención en lo positivo y ponte un reto a ti mismo: Cumplir tus objetivos personales desde la situación en la que nos encontramos. ¿Cómo puedo hacerlo? ¡Tengo capacidades y fortalezas que me van a ayudar con esto y más!.
- Fomenta las rutinas saludables (previas o nuevas desde el confinamiento).
- Sé paciente. Como hemos dicho el cambio es lento, pero seguimos avanzando hasta conseguirlo.
- Mantente informado, pero SIEMPRE bajo fuentes oficiales de información.
Estas pautas, como podemos observar, son bastante generales. Sin embargo, debemos ser conscientes de que cada individuo posee una experiencia individual diferente al resto. Esta gran variabilidad de casos posibles, sería imposible atenderla desde una publicación como esta. Sin embargo, en rasgos generales podemos agruparnos por edad, pues las necesidades y recursos de afrontación varían significativamente.
En cuanto a los niños, por ejemplo, es normal observar miedo, tristeza o incluso cierta desconfianza. No debemos olvidar que los niños también han pasado por el confinamiento y, por lo tanto, también pueden presentar reacciones positivas y negativas. Lo más importante en este caso, hacerles ver que no ocurre nada por sentir una emoción negativa (validar la emoción) y mostrarles todo nuestro apoyo. Para poder validar estas emociones debemos escucharles y resolver las dudas que puedan surgir, siempre desde la sinceridad.
Si atendemos a lo que ocurre con los adolescentes, los propios procesos que derivan del confinamiento pueden sumarse a los propios de la edad (etapa de múltiples cambios), debemos ser conscientes de que siguen necesitando a los adultos en cuanto al afrontamiento en situaciones límite como esta. No debemos olvidar nunca la baja percepción de riesgo que suele caracterizar a este grupo de edad, por lo que junto con la impulsividad (también característica), puede llevarles a cometer conductas de riesgo. ¿Qué debemos hacer en estos caso? Buscar el diálogo y la negociación, ofreciéndoles un espacio donde poder expresarse libremente y mostrando que respetamos su espacio. En este grupo de edad es muy importante reforzar aquellos valores y fortalezas que poseen .
Por último, un grupo que presenta características representativas (y por eso les diferenciamos en esta clasificación) es el de los mayores. Con ellos, debemos trabajar desde la aceptación de lo que está ocurriendo, y acompañarles tanto de forma física como emocional, mostrándoles el valor que poseen. En este acompañamiento, debemos ir introduciendo progresivamente de nuevo las rutinas (en la medida de lo posible). Lo más importante, cmo en cualquier situación con personas pertenecientes a este grupo de edad, evitar la percepción de soledad y el sentirse “una carga” (autoestigma). Para conocer más información, en este enlace está el acceso al documento oficial del que nos hemos servido.
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