¿Cómo ponemos límites a nuestros peques?
Muchas veces nos cuesta eso de poner límites a nuestros peques porque les queremos dar todo, pero es imprescindible saber hasta dónde permitimos, es muy importante que ellos entiendan que existen límites. Sin embargo, lo que suele venir después de estos límites son las rabietas. ¿Os suena esto que os digo? Vamos a ver por qué ocurren.
Las rabietas son reacciones normales de los niños ante nuestras reglas y muchas veces no sabemos qué hacer con ellos. Con tal de que no lloren ni griten les damos aquello que quieran, ahí está el error. De esta manera estamos enseñando que si lloran les vamos a dar cualquier cosa, que cuanta más rabieta más caso les va a hacer mamá o papá.
Es totalmente comprensible esta reacción por parte de los padres, especialmente si se encuentran en un lugar público donde la gente mira y juzga. Sin embargo, lo difícil de esto es mantenerse en la postura del “no” e ignorar la rabia del pequeño. De esta manera, le enseñamos que no importa lo mucho que grite o llore, no va a conseguir nada con esta conducta.
Al igual que extinguimos la conducta de rabieta ignorándole, tenemos que recompensar la buena conducta. Por ejemplo, si siempre va al cole llorando y un día va bien, ese día hay que darle un pequeño premio. Es muy importante que al darle este premio le recordemos por qué lo está recibiendo, para que su cabecita haga la asociación de “no llorar al ir al cole – premio de mamá o papá”.
Podemos realizar esto cuando queramos quitar conductas o incluirle alguna nueva. Para que él lo entienda y le resulte un juego, podemos hacer un horario de la semana y la conducta a eliminar. De esta manera, le explicamos que si ese día no llora al ir al cole le pondremos una carita feliz. Si cuando termine la semana tenemos 3 caritas felices, le daremos un premio. También le recordamos que, si esto no ocurre, se llevará una carita triste y que, por tanto, no podrá optar al premio. Otra conducta podría ser “hacer caso a mamá y papá”, así también empieza a aceptar el “no” cuando ponemos límites claros ante diferentes situaciones.
Os animo a que lo intentéis con vuestros peques y se lo expliquéis como si fuera un juego. Seguro que dará buenos resultados.
Miriam Romero.
Psicóloga clínica.
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