TIPS PARA PROMOVER UN ESTADO DE ÁNIMO POSITIVO
El estado de ánimo determina cómo estamos en el mundo, con qué actitud en función de cómo nos sentimos cada día.
Nuestro estado natural es ir ‘’chutados’’, llenos de energía, con ganas de comernos el mundo, porque además tú no te mereces ir a medio gas, no te mereces ir con la sensación de disgusto o insatisfacción vital, y si realmente no estás satisfecho con algo de lo que hacer cámbialo, recuerda que puedes cambiar de camino tantas veces como desees.
El estado de ánimo se puede trabajar:
- Identifica qué es lo importante: ‘’que lo más importante sea lo más importante’’. Situaciones como las que hemos vivido del confinamiento nos han ayudado a recordar que es lo más importante en nuestras vidas, no permitas que se te vuelva a olvidar.
- Relativiza los problemas: todo aquel que no tiene ‘’dramas’’ en su vida y aun así se queja, debería revisar con qué actitud quiere enfrentarse a las dificultades del día a día. Hay que diferenciar entre los ‘’dramas’’ y las cuestiones a resolver.
- Sé agradecido:al final del día, haz balance. Piensa todo aquello por lo que puedes dar las gracias hoy, seguro que cada día aprendes algo nuevo o te puedes agradecer algo.
- Sé amable: no juzgues, no critiques, sé siempre amable. Nunca sabemos la batalla que pueden estar librando las personas con las que hablamos durante el día. Sonríe.
- Haz cosas por ti: dedica tiempo a cuidarte, haz ejercicio físico, come sano, haz actividades que te gusten, date un capricho de vez en cuando.
No se trata de estar siempre con una sonrisa, no, a veces sentirás que no puedes con todos y NO PASA NADA. Pero siempre es positivo contar con herramientas para saber qué puedo hacer para encontrarme lo mejor posible el máximo tiempo posible.
Psicóloga: Silvia Sánchez Torres
Learn MoreSi la psicología puede ser positiva, ¡tú también!
Efectivamente, dentro del gran abanico que compone la ciencia que estudia los procesos mentales desde las dimensiones cognitiva, afectiva y conductual (o comúnmente conocida como psicología), y sus múltiples ramificaciones (psicología clínica, psicología social, neuropsicología…), encontramos una joven “rama” que se desvía ligeramente del tronco que forja a esta disciplina. Esta joven rama no es, ni más ni menos, que la psicología positiva.
Antes de hablar un poquito más acerca de la psicología positiva, vamos a puntualizar a qué nos referimos cuando mencionamos ese ligero “desvío” del tronco o eje central de la psicología: para poder entender qué es, primero debemos conocer por qué surge, cuál es su objetivo.
Hasta el momento, la psicología (y gran parte de las ramas o especialidades que surgían de ella) tenían como objeto de estudio las carencias del ser humano. Ya fuese en lo referido a enfermedades mentales (carencia o ausencia de salud), a los problemas de adaptación (al ámbito social, al ámbito académico..), etc. En resumidas cuentas, la psicología presentaba como fin último buscar soluciones a múltiples problemas del ser humano, poniendo siempre su atención en lo negativo o en lo que falta.
Fue en 1998 cuando Martin Seligman, como presidente de la Asociación Americana de Psicología (APA), hizo por primera vez mención oficial a la psicología positiva, proponiendo un nuevo enfoque en el estudio de la psique humana: partir de los aspectos positivos de la existencia humana para así ser capaces de mejorarla.
Tomando influencias desde múltiples disciplinas (filosofía oriental, budismo, filosofía clásica occidental y algunas ramas iniciales de la psicología), la psicología centra como eje de su explicación en el concepto «eudaimonia», que significa «la buena vida». Esta buena vida no necesariamente se relaciona con la felicidad plena, sino con vivir de acuerdo a lo que es importante y llevar una existencia lo más completa y realizada posible. En otras palabras, implica utilizar las fortalezas personales para producir satisfacción y gratificación
Ya tenemos la teoría, ¿pero y la práctica? ¿Sabemos identificar nuestras fortalezas para poder desarrollarlas? (Dejo por aquí una pequeña chuleta para recordar cuáles son las que propone Seligman derivadas de las 6 virtudes humanas universales…)
Si ya has encontrado tus fortalezas, céntrate en ellas y en cómo desarrollarlas para alcanzar tu bienestar. Si aún te cuesta un poco, una buena alternativa (que además te sirve para aumentar tu autoestima) es preguntarle a tu entorno más cercano. Así puedes ver cómo los demás te perciben y si se corresponde con la imagen que tienes de ti mismo.
Ahora una tarea sencilla para desarrollar, por ejemplo, el perdón:
PERDONA-T (Dafne Cataluña)
Con este ejercicio vamos a buscar dirigir la capacidad de perdonar hacia uno mismo de una forma creativa:
- Elige una situación en la que consideres que no has actuado correctamente
- Piensa en una persona a la que le tienes mucho cariño, puede ser un amigo, un familiar o un personaje que te inspire bondad y amor.
- Ahora vas a escribir un relato. El protagonista es la persona que has elegido en el punto 2, y la historia girará en torno al tema de la situación que has elegido en la situación 1, de forma que el protagonista, y no tú, es quien no ha actuado de forma correcta. Vas a describir la situación como narrador tomando un punto de vista observador, desde la distancia, describiendo lo ocurrido. Además, vas a reflejar el diálogo interno del protagonista que argumentará los motivos por los que se ha comportado así.
- El relato termina con un mensaje del narrador al protagonista que le ayude a aprender de lo sucedido y ver el lado bueno de lo que ocurrió.
Este ejercicio nos ayuda a tomar distancia, mirarnos con los ojos de una persona que sabemos que es cariñosa y de esa forma ser menos exigentes y culpabilizarnos menos de los errores.
Encuentra, por ejemplo, aquí más actividades que pueden ayudarte a desarrollar tus fortalezas y aumentar tu percepción bienestar.
¡NO LO OLVIDES!
Link: https://www.cop-cv.org/db/docu/170419111407WtnYiyZunKZr.pdf
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