¿Para cuándo los niños?
Esta es una pregunta que prácticamente todos hemos oído alguna vez en nuestro entorno y que se repite en las reuniones de amigos y de familia. Con frecuencia la sociedad espera que las personas encuentren pareja, se casen o convivan y tengan niños. Dicho de otro modo, la sociedad tradicionalmente ha asumido que las parejas jóvenes tienen la obligación de tener hijos. Sin embargo, algunas parejas tienen problemas para concebir. Muchas veces estas dificultades están ligadas a factores psicológicos como el estrés y otras veces a factores biológicos. ¿Te imaginas cómo puede sentirse una persona en esta situación ante tal pregunta? Quizás piensas que es fácil explicar que no puedes tener niños, pero en ocasiones produce miedo o vergüenza y es normal que la pareja quiera salvaguardar su intimidad y no contar nada. En algunas ocasiones las parejas buscan ayuda para convertirse en padres acudiendo a métodos de fecundación invitro o inseminación artificial, produciéndose un agravamiento de su malestar emocional cuando no consiguen su objetivo.
Pero surge una pregunta más ¿siempre que una persona no tiene hijos es por qué no puede? Como puedes imaginar, la respuesta es no. En la actualidad, muchas parejas deciden, de forma voluntaria, no convertirse en padres. De este modo, las parejas que se enfrenta a esta pregunta suelen vivirla con gran incomodidad emocional, ya que ante la manifestación de no desear ser padres, el entorno reaccionar con comentarios del tipo “ te vas a perder lo más bonito de la vida” o “ no sabes lo que dices” o “se te va a pasar el arroz si sigues pensando de esa forma”. Sin embargo, no está demostrado que las personas que tienen hijos sean más felices que los que no lo tienen, por lo que debemos de respetar la decisión de no tener hijos o incluso si con el paso de los años cambian de opinión. La decisión de tener niños es una decisión individual, una persona nunca debe verse forzada por su pareja, su entorno o su religión a convertirse en padre o madre.
Llegados a este punto, quizás te preguntes cuál es la mejor forma para abordar este tema con una pareja. En primer lugar, sería interesante saber si nuestros amigos o familiares desean ser padres y aceptar su decisión, sea cual sea. En segundo lugar, podemos iniciar la conversación en un lugar tranquilo e íntimo, en el que la pareja se sienta apoyada emocionalmente en su decisión. Si la pareja desean ser padres, déjales su espacio, no preguntes constantemente sobre el tema, simplemente darles vuestro apoyo y hacerles ver que pueden contar con vosotros, de esta forma serán ellos quienes acudan a vosotros cuando lo necesiten, y siempre que las emociones sobrepasen a la persona o a la pareja podemos recomendarle apoyo psicológico profesional.
Learn MoreLA IMPORTANCIA DE GATEAR PARA PREVENIR POSIBLES DIFICULTADES
El inicio del gateo se da en la recta final del primer año de vida.Mediante este desplazamiento, se producen en el niño muy diversos cambios que si no se adquieren con normalidad, pueden ocasionar futuras dificultades en algunas funciones cerebrales, sobre todo las relacionadas con el aprendizaje.
Mediante el gateo:
- El niño comienza a conectar los dos hemisferios cerebrales
- Se produce una maduración de las funciones cognitivas.
- Se desarrolla el equilibrio y el patrón cruzado previo a la bipedestación.
- Comienza el desarrollo de la relación ojo- mano y su relevancia neurológica, la cual cobra gran importancia en los procesos de aprendizaje de la lectura y escritura.
De ahí, la importancia de que los niños pasen por todas las etapas del desarrollo evolutivo, desde liberar lo brazos del cuerpo, a la marcha cruzada, aquí , pasamos entre otros movimientos, por el gateo.
Laura Estremera, profesora de la Escuela Bitácoras, suele explicarlo comparándolo con una escalera de caracol. “Lo más sencillo es subir peldaño a peldaño, apoyando cada aprendizaje nuevo en los anteriores. Se puede ascender saltando algún paso, pero puede causar alguna dificultad. Sobre todo, porque al llegar arriba quizá echemos en falta ese escalón evitado.”
Beatriz Gómez Caravantes.
Learn MoreHacia una paternidad consciente y responsable
Ayer celebramos el Día del Padre y nos acordamos de nuestros padres y de los compañeros de vida padres de nuestros hijos/as. Esperamos que vosotros, papás, pasarais un día agradable y recibierais mucho cariño por parte de los vuestros, y sobre todo de vuestros hijos/as, aquellos que os hacen honor a ese cargo tan importante como es el de papá.
Cuando un bebé nace, en las familias la figura de la madre pasa a un segundo plano con motivo de le tremenda alegría que conlleva el nacimiento de un bebé. Comienzan las consultas médicas y revisiones y el personal médico os habla a vosotras, mamás, sin hacer partícipe al papá como figura responsable. Es cierto que el vínculo materno-filial es muy importante, pero se nos olvida que tenemos ahí al papá, que posee los mismos miedos, las mismas inquietudes y las mismas incertidumbres que la mamá. Es en estos momentos donde tenemos que hacer visible la figura del papá, hacerle partícipe de los cuidados y también, ser un gran apoyo para las mamás que se deciden por la lactancia materna. Aquellos padres que sienten su paternidad como un papel activo, en el cuidado de sus bebés, establecen un gran equipo con las mamás y un vínculo muy especial con sus hijos/as.
A medida que los niños/as crecen, el padre ejerce un importante papel. El juego de los padres suele ser más intenso y en ocasiones promueve que los niños y niñas se arriesguen más y sean más atrevidos y exploradores. El juego de las mamás, según los estudios siempre, tiende a ofrecer más estabilidad y seguridad. A la hora de ofrecerlo a los hijos/as ninguno es mejor que el otro, sino que juntos se hacen complementarios y beneficiosos al mismo tiempo.
A nivel de lenguaje, las madres suelen utilizar palabras que el bebé o niño/a utiliza más a menudo, las que mejor comprende, mientras que los padres no tienen tanto en cuenta si el niño/a les entiende o no, y aportan de esa forma nuevas palabras al lenguaje de sus hijos/as. Además, según estudios que lo avalan, la presencia del padre mientras las hijas crecen parece retrasar la edad de inicio de las relaciones sexuales, disminuyendo los embarazos adolescentes, y hace que los chicos tengan un comportamiento menos machista y agresivo.
Hay evidencias que muestran que cuando se analiza el cerebro de una madre, tiene más actividad en la amígdala y en otras estructuras de procesamiento emocional. Esto quiere decir que las madres están más alerta de todo lo que acontezca al bebé, y en el cerebro de los papás se activan más las zonas de la socialización y la empatía. Vieron que en los casos en que los padres son los cuidadores principales el cerebro del hombre es capaz de cambiar y de llegar a comportarse muy parecido al de las madres, activándose más a menudo y siendo más emocional.
Desde CES EDUCA os animamos a implicaros en vuestra paternidad y que disfrutéis de todo lo que conlleva, sois muy importantes para el desarrollo de vuestros hijos/as.
¡FELIZ SEMANA!