¡Buenos días! Hace unas semanas os contamos qué era la inteligencia emocional y cuáles eran sus principales habilidades. Recordamos que la Inteligencia Emocional era la habilidad para controlar las emociones y sentimientos propios y de los otros, discriminar entre ellos y usar esa información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones. Así pues, sus principales ramas eran: la percepción emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y regulación emocional.
Al igual que cualquier habilidad, no todo el mundo se le va a dar igual de bien de forma natural percibir, comprender y gestionar las emociones pero podremos mejorar si intentamos aprender a hacerlo. ¿Cuántos de nosotros durante nuestra vida hemos aprendido a jugar a un deporte, pintar, tocar un instrumento? Son habilidades que mejoramos a base de paciencia y práctica, entrenando día a día, semana a semana hasta que nos sale ese regate que tanto nos costaba cuando empezamos o hasta que podemos tocar nuestra canción favorita con la guitarra. Con la inteligencia emocional ocurre lo mismo, todos tenemos nuestras limitaciones pero podemos trabajar para incrementar nuestras potencialidades e intentar mejorar aquello que se nos da peor.
Desde CES EDUCA pensamos que es muy importante que nuestros hijos aprendan a percibir, comprender y regular sus propias emociones y las de los demás ya que esto va a conllevar a una serie de beneficios a medio y largo plazo en su vida.
¿Cuáles son estos beneficios de la Inteligencia Emocional en nuestros hijos adolescentes?
Entre los beneficios y efectos que se han encontrado que produce el entrenamiento y puesta en práctica de la inteligencia emocional en los adolescentes encontramos un mayor bienestar, mejor autoestima, mayor satisfacción en sus relaciones con los demás. un mejor afrontamiento a la hora de solucionar sus problemas y un aumento del rendimiento escolar. Además, sabiendo identificar, comprender y regular nuestras emociones, nuestros hijos sabrán manejar mejor su ansiedad y tienen menos probabilidad de estar deprimidos. Por otro lado, se ha encontrado relación entre la inteligencia emocional en los jóvenes y una disminución de comportamientos agresivos, disruptivos (conducta caracterizada por ser de mala educación, insolente, falta de cooperación, irrespetuosa, desobediente, agresiva, provocadora, impulsiva, entre otros) y de riesgo, tales como consumo de drogas o conducción temeraria.
Por todo esto, pensamos que es indispensable la enseñanza de la inteligencia emocional a nuestros hijos tanto desde casa como desde el centro educativo y el profesorado, siendo necesaria formarnos y poner en práctica cada rama de la inteligencia emocional en nuestro día a día ya que somos los principales modelos de los jóvenes.
Desde el Gabinete de psicología y logopedia de CES EDUCA os animamos a intentar identificar qué emociones hemos sentido el día anterior justo antes de acostarnos y de ahí, hacia atrás hasta donde nos acordemos y relacionarlo con la situación que nos la ha generado. Es una forma de empezar a poner en práctica la percepción de nuestras emociones y la comprensión de las mismas.
Si queréis más información acerca de cómo poder mejorar nuestra inteligencia emocional, podéis venir a preguntar sobre nuestros programas grupales de gestión emocional y gestión de ansiedad.
¡FELIZ SEMANA!
Laura Alonso Rodríguez.
Psicóloga colegiada: M-28753
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