TRASTORNO DE ESTRÉS POST TRAUMÁTICO (TEPT)
Según el DSM-V el TEPT es un trastorno mental que surge cuando una persona ha estado expuesta a una situación traumática donde ha estado en peligro su propia vida, una situación de muerte repentina o largos periodos de tiempo donde el miedo es la emoción protagonista. Los principales síntomas son:
- Reviviscencia: la persona recuerda el trauma y siente que vuelve a revivirlo con la misma intensidad que cuando ocurrió. Tiene continuamente flashbacks, pesadillas y pensamientos intrusivos.
- Síntomas de evasión: la persona intenta evitar todas aquellas situaciones, personas u objetos que le recuerden la situación traumática. Genera mecanismos de defensa para evitar pensar en ello.
- Hipervigilancia y reactividad: dificultad para dormir, arrebatos de ira, sentirse ‘’al límite’’, sentirse fácilmente sobresaltado.
- Síntomas cognitivos y del estado de ánimo: cambios negativos en creencias y sentimientos que incluyen: problemas para recordar cosas importantes del evento traumático, pensamientos negativos sobre uno mismo, los demás y el mundo (triada cognitiva), sentir culpa y remordimiento, perder interés en cosas que antes disfrutaba (anhedonia), problemas para concentrarse (aprosexia).
Estos días debido a la situación que estamos viviendo algunas personas son vulnerables a desarrollar este trastorno. La población más vulnerable es el personal sanitario. Ellos que están en las trincheras al pie del cañón ayudando a todos los enfermos tienen que enfrentarse día a día a una realidad aterradora. En primer lugar, a una realidad inesperada que llega como un tornado que arrasa todo. Por otro lado, estos médicos están viendo a gran cantidad de personas fallecer día tras día. Han tenido que enfrentarse a decisiones morales de incluso decidir qué personas son atendidas y cuales no por falta de recursos hospitalarios. Trabajan durante largas jornadas viéndose también en peligro su propia salud.
Por todo esto, los sanitarios son personas que cuando todo esto acabe y miren atrás, y con ello todo lo que han tenido que vivir, probablemente desarrollen un trauma ante estas situaciones de estrés. Una vez diagnosticado es importante saber pedir ayuda, los profesionales de la salud mental estamos para acompañaros en este proceso.
Algunos factores de prevención son:
- Realizar ejercicios diarios de respiración, relajación muscular y/o meditación.
- Aceptar que ante esta situación tan complicada pueden surgir en mí emociones desagradables. La aceptación es el primer paso para la gestión emocional.
- La Terapia Narrativa ayuda mucho a plasmar las emociones. Siempre decimos que ‘’el lenguaje crear realidades’’. Al escribir ordenamos nuestro pensamiento, le damos un significado, entendemos el sentido, y todo ello, nos permite elaborar lo que está ocurriendo y cómo nos está afectando. Tener un ‘’cuaderno de descarga emocional’’ donde pueda ir plasmando como me siento siempre genera beneficios a nivel terapéutico.
Todo esto nos hace desarrollar la ‘’resiliencia’’ que es la capacidad de los seres humanos de poder sobreponernos a los eventos dolorosos y obtener un aprendizaje de ellos.
Para conseguir todo esto es importante buscar apoyo, no tenemos que llevar esto de una manera extraordinaria, simplemente tenemos que ESTAR y SER.
Busca momentos de autocuidado, dedica tiempo a cuidarte para poder cuidar, haz momentos de silencio contigo mismo, regálate pequeños placeres y para cuando necesites parar.
Estamos aquí para cualquier cosa que necesites. No dudes en pedirnos ayuda.
Psicóloga: Silvia Sánchez Torres
Learn MoreReduce tu estrés, regula tu cortisol
Si nos paramos a pensar en lo que está sucediendo estos días, hay una palabra que puede definir el sentimiento general de la población: incertidumbre. Esta incertidumbre, según la actitud que tomemos para afrontarlo, se puede transformar en numerosos estados, siendo el estrés el más común.
Entendemos por estrés a aquella sensación que nosotros mismos generamos cuando hacemos frente a situaciones difíciles y que, de algún modo, suponen un esfuerzo, ya sea mental o emocional. Habitualmente, este estrés se traduce en nuestro cuerpo como una tensión física. Pero, ¿qué le ocurre a nuestro cerebro cuando nos sometemos a esta incertidumbre o estrés de forma constante?
Ante una situación estresante, como es el estado de “encierro” en los domicilios que nos está tocando vivir, nuestro cerebro activa su sistema de alerta particular y comienza a segregar cortisol. El cortisol, o más comúnmente conocido como la “hormona del estrés”, es un glucocorticoide que es secretado por la corteza suprarrenal (justo encima de nuestros riñones) gracias a la orden hormonal del hipotálamo, -zona del sistema límbico (pintada en la imagen)-que tiene la función de producir las hormonas necesarias para mantener un correcto estado de “equilibrio” orgánico u homeostasis y para mantener reguladas nuestras emociones, ciclos de sueño y otros aspectos más fisiológicos.
La liberación de cortisol, de forma controlada y en niveles adecuados es esencial para poder disfrutar del bienestar que supone estar despiertos y activos durante el día -”preparados para la acción”- y al mismo tiempo ser capaces de descansar durante las noches. Sin embargo, cuando la situación puntual de estrés se convierte en una situación crónica (o no conocemos a ciencia cierta cuándo va a finalizar dicha situación, como ocurre actualmente en nuestro país), los ciclos que regulan la secreción del cortisol dejan de funcionar correctamente, produciéndose un exceso de esta hormona que, en gran cantidad, se vuelve “tóxica” para nuestro cerebro, desembocando en problemas de salud física y emocional.
Entonces, ¿qué podemos hacer para regular nuestro nivel de cortisol? podemos utilizar dos vías: por un lado, podemos optar por la reducción directa de la producción de esta hormona. Por otro lado, tenemos una vía indirecta que finalmente va a hacer que consigamos regular estos niveles, reducir nuestro nivel de estrés.
- VÍA DIRECTA: REDUCCIÓN DE LOS NIVELES DE CORTISOL
- Realiza ejercicio físico. Éste no debe ser un deporte de riesgo, por lo que será una actividad que podemos realizar dentro de nuestro domicilio.
- Mantén el contacto con familiares y amistades. Este contacto no tiene por ser físico, ¡aprovéchate de la tecnología!
- No olvides una buena alimentación y beber agua.
- VÍA INDIRECTA: REDUCCIÓN DEL ESTRÉS PARA REGULAR LOS NIVELES DE CORTISOL.
- Identifica pensamientos negativos que aumentan la sensación de miedo y malestar. Verbalízalos, para hacerte consciente de su realidad. ¿Estoy siendo realista? ¿Qué pruebas tengo para afirmar que lo que pienso va a suceder? ¡NO DEBEMOS ANTICIPARNOS!
- Busca actividades que puedan convertirse en rutina en los días que tengamos que permanecer en casa. Quedarse en la cama NO ES UNA SOLUCIÓN. No olvidemos incluir en estas rutinas la higiene personal.
- Sé optimista sin obviar la realidad. Si cumplimos las medidas preventivas, no tenemos por qué padecer la enfermedad ni sufrir sus consecuencias. Y si la padecemos, seamos consciente del día a día, pero mirando también hacia atrás, ¿acaso nunca antes hemos superado situaciones temidas?
- Trata de evitar (aunque sea una tarea realmente complicada) la sobreexposición a la información referida a la situación que provoca ese estrés, atendiendo únicamente a aquella información que proviene de fuentes oficiales y contrastadas.
- Realiza actividades de relajación (por ejemplo con la respiración), pues no requieren de material ni de un espacio concreto para llevarlas a cabo. Son múltiples las páginas de internet que aportan información acerca de estas técnicas, por aquí dejamos una de ejemplo.
El estigma social
Buenos días, aquí estamos de nuevo un miércoles más…
Hoy nos gustaría hablaros de un tema diferente, muy importante a todos los niveles de la vida de las personas, el estigma social. ¿Sabéis qué es? El término estigma social fue acuñado por Erving Goffman, es visto como el rechazo social por características o creencias que van en contra a las normas culturales establecidas.
En este punto, Goffman, establece 3 categorías que causan el estigma social: tribales (etnia, religión), deformaciones físicas (obesidad, enfermedad mental, entre otras), y estigmas asociadas al comportamiento o a la personalidad (delincuencia, homosexualidad, etcétera).
Los individuos estigmatizados sufren, en primer lugar de un estrés psicológico, aunado de discriminación, insultos, ataques, asesinatos, entre otros aspectos de violencia.
Las consecuencias afectan a la vida de las personas con enfermedad mental. El desconocimiento social que tenemos hacia las diferentes enfermedades mentales hace que éste se vea aumentado considerablemente. Por tanto, es necesario más información, más empatía, ponernos en el lugar de las personas con enfermedades mentales y que no sufran de las dichosas “etiquetas”.
En muchas ocasiones hemos hablado de cómo todos en cualquier momento de nuestra vida podemos sentir diferentes cambios que afecten a nuestro bienestar, si a eso le añadimos el hecho de que cualquier persona nos juzgue o incluso medios de comunicación, películas o libros… y nos defina por “eso”…creo que no, nos ayudaría, no nos acompañaría…
Os animamos a respetar, a cuidar de nosotros mismos y de los demás. ¡Cuidémonos!
Referencias
https://www.significados.com/estigma/
Learn MoreESTOY ESTRESADO… ¿ES UN PROBLEMA?
¡Buenos días! Esta semana continuamos con un tema del que hablamos hace algunas semanas: el estrés. Definimos el estrés como un proceso psicológico que se origina y comienza ante una exigencia de nuestro día a día frente a la que no tenemos la información necesaria para darle una respuesta adecuada. Al no tener la información necesaria para responder ante la demanda, nos activamos para poder recogerla, procesarla e interpretarla de la forma más rápida y eficiente posible.
Con todo esto, concluimos que el problema no es tener estrés, el problema surge cuando lo que te requiere esa situación supera nuestros recursos y/o se prolonga en el tiempo.
Según la definición que hemos dado, el estrés no siempre lo vamos a considerar negativo. El estrés es ese proceso psicológico que nos activa de forma natural para responder a una exigencia o situación que nos pide un esfuerzo elevado para resolverla. Esa activación se produce automáticamente en nuestro cuerpo y es necesaria en nuestra vida para poder adaptarnos a diferentes situaciones vitales. Este tipo de estrés positivo menos conocido es el que se denomina eustrés, y es el que aparece en situaciones como estudiar un examen, prepararnos una presentación de un trabajo, organizar una boda o preparar el cuarto y la ropita del nuevo bebé que está en camino. El eustrés lo vamos a percibir como una sensación positiva que nos activa para ser más eficaces y hacer frente a esa situación novedosa de nuestro entorno que requiere una respuesta por nuestra parte.
Por otro lado, encontramos el estrés negativo o distrés. Este tipo de estrés es el que nos va a suponer un desgaste, tanto físico como psicológico, y el que va a tener consecuencias negativas en nuestro organismo. El distrés va a surgir ante situaciones como un conflicto o una gran carga de trabajo y también va a depender, como mencionamos en la anterior publicación sobre la diferencia entre ansiedad y estrés, del tiempo que se mantenga esa situación en nuestra vida.
El estrés lleva estudiándose en el campo de la psicología desde hace años. Ya Holmes y Rahe en 1976, publicaron una lista de acontecimientos vitales estresantes entre los que encontramos situaciones cotidianas como:
- Muerte del cónyuge
- Divorcio
- Muerte de un familiar cercano.
- Matrimonio.
- Reconciliación matrimonial.
- Jubilación.
- Embarazo.
- Hijo o hija que deja el hogar.
- Logro personal notable.
- Vacaciones
- Navidades
Como podemos observar, son acontecimientos del día a día que pueden producirnos algún tipo de estrés.
Ahora, ¿cuándo podemos considerar que tenemos un problema de estrés y tenemos que buscar ayuda de un profesional? Quiero volver a resaltar que el estrés forma parte de nuestro día a día y, por lo general, no es un trastorno. Sin embargo, cuando este estrés se vuelve patológico puede llegar a ser muy perjudicial tanto física como psicológicamente.
Para saber si se estás sufriendo estrés patológico podemos hacernos estas preguntas:
- ¿Tengo alguna de estas sensaciones físicas frecuentemente?:
Presión en el pecho, molestias en el estómago, cefaleas, sudor en las manos, taquicardias, dificultad para respirar, sequedad de boca, tensión muscular, tensión arterial alta, entre otras.
- ¿Tengo alguna de estas sensaciones emocionales frecuentemente?:
Estoy inquieto, nervioso, angustiado, con un nudo en la garganta, irritable, con una preocupación constante, tengo la sensación de que la situación nos supera, no me concentro bien, etc.
- ¿He experimentado cambios en mi comportamiento?:
Me muevo constantemente, bruxismo, problemas en la libido, aumento o disminución del apetito, insomnio o hipersomnia.
Si tienes muchos o la mayoría de estos síntomas puede que tengas estrés patológico y dicho estrés esté afectando a su calidad de vida. Si esto es así puede que necesites pedir ayuda a algún profesional y desde el Gabinete de psicología y logopedia de CES Educa estaremos encantados de ayudarte.
Hasta aquí la publicación de esta semana. Espero que os resulte interesante.
¡Hasta la próxima!
Laura Alonso Rodríguez
Psicóloga colegiada M-28753
Referencias:
Holmes y Rahe (1975) Listado acontecimientos vitales estresantes. http://2011.elmedicointeractivo.com/formacion_acre2007/pdf/1055.pdf
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