Internet puede definirse como un conjunto de ordenadores que comparten datos y recursos y permite a las personas, comunicarse entre sí en cualquier parte del mundo. Internet permite interaccionar con otros desde el anonimato, lo cual hace que la comunicación tenga una característica diferente, la desinhibición (Greenfield, 1999), esto permite perder la vergüenza y el miedo a expresarse, dando a la persona libertad y protección al mismo tiempo.
En relación con las adicciones en general Alonso-Fernández (1996) señala que los problemas aparecen (y también respecto a Internet) cuando “existe una absoluta necesidad de desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo“.
La adicción a Internet puede considerarse una adicción específicamente psicológica (como la adicción al sexo, las compras, el trabajo, los videojuegos, la televisión, etc…), con características comunes a otro tipo de adicciones.
Algunos datos muestran la cantidad de problemas a internet que surgen, por ejemplo, en EEUU, 400.000 norteamericano afectados por el desorden de adicción a internet, frente a una población de 20.000.000 de norteamericanos, sobre todo afectaría a los jóvenes varones con alto nivel educativo y hábiles en el uso de la tecnología.
¿Qué es lo que llama la atención? ¿a qué se hacen adictos? ¿es al contenido, o a internet en sí? Pues bien, según Young (1997) son varios los refuerzos y otros mecanismos psicológicos que llevan a la formación del hábito:
- Aplicaciones adictivas: Se encuentra que las aplicaciones que más poder adictivo tienen son las que permiten al usuario interaccionar con otros. Al parecer, si hay algo que diferencia a los usuarios dependientes de los que no lo son es el tipo de aplicaciones que utilizan. Los usuarios no dependientes usan Internet para encontrar información y mantener relaciones preexistentes, mientras que los dependientes la usan para socializarse y conocer nueva gente, para implicarse en un grupo. De acuerdo con esto se determinan tres principales áreas de reforzamiento: apoyo social, realización sexual y creación de un personaje.
- Apoyo social: Los grupos se forman rápido en el ciberespacio. Las visitas continuadas a un determinado chat hacen que se establezca una intimidad con los demás miembros, alentada por la desinhibición que se muestra en la red. Esta desinhibición es consecuencia directa del anonimato que proporciona la comunicación mediada por ordenador. Estos grupos llenan la necesidad de apoyo que tenga la persona en situaciones estresantes de enfermedad, jubilación o divorcio.
- Creación de personalidad ficticia: Internet permite crear una personalidad virtual modificando las propias características físicas que en el mundo real son inamovibles. Es una forma de reinventarse a sí mismo, de cubrir necesidades psicológicas previamente no afrontadas enmascarando la inseguridad interpersonal. Dos de estas necesidades psicológicas son la expresión de un rasgo de personalidad reprimido y los sentimientos de reconocimiento y poder.
- Personalidades reveladas: Internet puede ayudar a sacar a la luz aspectos de la personalidad que estaban ocultos o reprimidos, como puede ser la agresividad. Una vez sacados a la luz, se debe de aprender a incorporarlos a la propia personalidad y no limitar esos roles al ciberespacio.
- Reconocimiento y poder: Este es un elemento que se deriva de los juegos, en los que se crea un personaje que va aumentando su poder a medida que consigue puntos, pudiendo llegar al liderato de otros jugadores subordinados.
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