LA COMUNICACIÓN EN PAREJA
Las relaciones de pareja hay que cuidarlas. Si no regamos una planta, la planta se muere, pues algo así pasa con las relaciones, HAY QUE CUIDARLAS.
La base de cualquier relación es la comunicación. Sin comunicación NO VA A FUNCIONAR. Hay que dejar de pensar que el otro puede adivinar lo que yo necesito en cada momento, es mejor si expresas en cada momento lo que piensas, sientes o necesitas. No sirve de nada ir acumulando tensiones con nuestra pareja para que luego explote todo en una discusión hablando desde el enfado y desde los reproches. El objetivo no es ganar ni tener razón, sino acompañarnos mutuamente en nuestro camino para mejorar como pareja. Es necesario crear espacios de comunicación, no sólo para hablar cuando hay algún problema, también se puede hablar cuando las cosas van bien, es un momento de encuentro entre ambos.
Aquí os dejamos algunos tips para promover una buena comunicación en pareja:
- Expresa tu aprecio a sus cualidades: enfoca tu atención en todo aquello que hace bien tu pareja y hazle ver que lo valoras.
- Acepta las muestras de afecto: da las gracias cada vez que el otro refuerce aquello que haces bien.
- Comunica tus necesidades: se capaz de decir NO. Comunica todo aquello que no te guste.
- Comunicación sin reproches: cuando hables con tu pareja no lo hagas desde el reproche, ayúdale a mejorar. Cread pactos para llegar a acuerdos sobre las diferentes tareas a realizar.
- No hables desde el enfado: cread espacios de comunicación, si te notas muy alterado/enfadado quizás no sea el mejor momento para hablar.
- Comunica asertivamente: no hagas acusaciones, comenta lo que hace tu pareja sin calificarla, evita generalizar, habla de cómo te sientes tu (no le eches la culpa a tu pareja de lo que ocurre dentro de ti).
- Cuida a tu pareja: no des por sentado que conocer a la persona que tienes al lado, todos vamos cambiando con el paso del tiempo.
Cuando entendemos que el amor es un acto libre en el que te elijo pero en cualquier momento te puedo dejar de elegir, entendemos también que tengo que cuidar a mi pareja para seguir dándole motivos para que me elija.
Psicóloga: Silvia Sánchez Torres
Learn MoreTIPS PARA PROMOVER UN ESTADO DE ÁNIMO POSITIVO
El estado de ánimo determina cómo estamos en el mundo, con qué actitud en función de cómo nos sentimos cada día.
Nuestro estado natural es ir ‘’chutados’’, llenos de energía, con ganas de comernos el mundo, porque además tú no te mereces ir a medio gas, no te mereces ir con la sensación de disgusto o insatisfacción vital, y si realmente no estás satisfecho con algo de lo que hacer cámbialo, recuerda que puedes cambiar de camino tantas veces como desees.
El estado de ánimo se puede trabajar:
- Identifica qué es lo importante: ‘’que lo más importante sea lo más importante’’. Situaciones como las que hemos vivido del confinamiento nos han ayudado a recordar que es lo más importante en nuestras vidas, no permitas que se te vuelva a olvidar.
- Relativiza los problemas: todo aquel que no tiene ‘’dramas’’ en su vida y aun así se queja, debería revisar con qué actitud quiere enfrentarse a las dificultades del día a día. Hay que diferenciar entre los ‘’dramas’’ y las cuestiones a resolver.
- Sé agradecido:al final del día, haz balance. Piensa todo aquello por lo que puedes dar las gracias hoy, seguro que cada día aprendes algo nuevo o te puedes agradecer algo.
- Sé amable: no juzgues, no critiques, sé siempre amable. Nunca sabemos la batalla que pueden estar librando las personas con las que hablamos durante el día. Sonríe.
- Haz cosas por ti: dedica tiempo a cuidarte, haz ejercicio físico, come sano, haz actividades que te gusten, date un capricho de vez en cuando.
No se trata de estar siempre con una sonrisa, no, a veces sentirás que no puedes con todos y NO PASA NADA. Pero siempre es positivo contar con herramientas para saber qué puedo hacer para encontrarme lo mejor posible el máximo tiempo posible.
Psicóloga: Silvia Sánchez Torres
Learn MoreEL FINAL TAMBIÉN ES UN COMIENZO
«Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más tiempo del necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. […] Es salud mental, amor por ti mismo, el desprenderte de lo que ya no está en tu vida». (Paulo Coelho: Cerrando círculos).
¿Acaso nunca has sentido miedo al final? Al final de una relación sentimental, de una amistad, de una relación laboral…
En ocasiones, cuando pensamos en qué significa para nosotros “el final”, lo que se nos viene a la cabeza puede ser la muerte y los sentimientos desagradables que suele acompañar este pensamiento. Sin embargo, la finalización de etapas importantes como, por ejemplo, la emancipación de la residencia familiar o acabar la etapa estudiantil para comenzar a trabajar, también son un final y, pueden venir acompañados de sentimientos agradables de sentir.
Probablemente todos en algún momento de nuestra vida, si no nos hemos encontrado ya con un final, tendremos que enfrentarnos a ese punto, a ese “adiós” en nuestro camino que marcará un fin, pero también un comienzo. Y al final, valga la redundancia, es con lo que debemos quedarnos, con el nuevo comienzo que supone un final.
Ésto no significa que debamos “resetear” nuestra cabeza y hacer como si nada nos hubiese ocurrido. Por “suerte” (o por evolución) nuestro cerebro nos permite aprender de situaciones que hemos vivido, o que hemos visto en personas cercanas, para no cometer un mismo error una y otra vez.
Del mismo modo, no debemos permanecer en el pasado como si se tratase del presente. Como expresa el autor Paulo Coelho en la frase que inicia este blog, debemos vivir en el presente, dejando a un lado aquellas cosas que pertenecen al pasado y que hoy no aportan a tu vida.
Si bien es cierto, hay situaciones que pueden resultar más complicadas de “dejar atrás” o de “cerrar” por las emociones que nos provocan, como por ejemplo la ruptura de una relación sentimental. En estos casos es cuando se convierte en determinante la forma en la que queramos actuar (y pensar) para enfrentarnos a ese final:
No mires atrás si no es para aprender. El futuro está frente a tí, no a tu espalda.
¿Para qué preguntar el “por qué” de algo que ya pasó? Olvida el resentimiento y los rencores pasados, hoy ya no valen para nada.
Y sobretodo, recuerda, el final es también un nuevo comienzo.
Learn MoreDIFERENCIAS ENTRE VISIÓN Y VISTA
Cuando nacemos, tenemos una vista, que va a desarrollar una visión a medida que crecemos y aprendemos.
Un niño puede tener una vista muy buena, ver el 100% pero es importante que se comprenda y se entienda todo lo que se ve, la discriminación, la comprensión que se hace con esa vista, eso es la visión, la que se encarga de conectar la vista con el cerebro y darle significado.
Es importante para prevenir, tratar y diagnosticar dificultades en el aprendizaje, el poder descartar dificultades a nivel visual, para ello contaremos con la ayuda de ópticos-optometristas comportamentales, que van a valorar aspectos de la visión como:
- movimientos oculares
- coordinación visual-
- habilidades perceptivo-visuales
- enfoque
- visión de color
- campo visual
- visión periférica…
De la misma forma que se puede tener una buena vista y sin embargo, tener dificultades en las anteriores áreas, también podemos tener dificultades de vista y sin embargo tener una buena agudeza visual.
Ante la mínima duda, hay que ponerse en manos profesionales logopedas y el óptico-optometrista comportamental, cuyo trabajo conjunto puede tener un gran éxito.
Beatriz Gomez Caravantes
Logopeda: 28/0377 CLM
AFRONTAMIENTO PSICOLÓGICO EN EL PROCESO DE DESCONFINAMIENTO (COP)
En este blog, basándonos en la información que el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid nos ofrece, vamos a resumir de forma sencilla las pautas a seguir durante el desconfinamiento.
En primer lugar, debemos conocer que las reacciones que pueden surgir del desconfinamiento se pueden agrupar en 4 grupos: reacciones fisiológicas (por ejemplo, taquicardias, migrañas, mareos…), cognitivas (confusión, desconfianza, inseguridad, etc), conductuales (conductas de riesgo o de evitación, entre otras) y emocionales (miedo, ansiedad, tristeza…).
Igual que éstas, no debemos olvidar que también surgirán reacciones positivas como, por ejemplo, la vuelta a los hábitos y rutinas beneficiosos que ya teníamos de forma previa a la pandemia, como aquellos hábitos que hemos comenzado durante ella.
Dicho ésto, para poder “salir” más fuertes de lo que entramos en confinamiento, es de vital importancia buscar una buena forma de hacer frente a las posibles reacciones que nos pueden aparecer. ¿Cómo?
- Atiende a las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
- Observa y comprende que la situación actual es diferente desde la aparición del virus.
- Debido a este cambio, ajusta las expectativas a la situación. Es decir, debemos ser más flexibles de pensamiento y en nuestra forma de actuar y relacionarnos.
- Modifica hábitos previos (o implanta nuevos) para que se ajusten a las condiciones presentes.
- Presta mayor atención en lo positivo y ponte un reto a ti mismo: Cumplir tus objetivos personales desde la situación en la que nos encontramos. ¿Cómo puedo hacerlo? ¡Tengo capacidades y fortalezas que me van a ayudar con esto y más!.
- Fomenta las rutinas saludables (previas o nuevas desde el confinamiento).
- Sé paciente. Como hemos dicho el cambio es lento, pero seguimos avanzando hasta conseguirlo.
- Mantente informado, pero SIEMPRE bajo fuentes oficiales de información.
Estas pautas, como podemos observar, son bastante generales. Sin embargo, debemos ser conscientes de que cada individuo posee una experiencia individual diferente al resto. Esta gran variabilidad de casos posibles, sería imposible atenderla desde una publicación como esta. Sin embargo, en rasgos generales podemos agruparnos por edad, pues las necesidades y recursos de afrontación varían significativamente.
En cuanto a los niños, por ejemplo, es normal observar miedo, tristeza o incluso cierta desconfianza. No debemos olvidar que los niños también han pasado por el confinamiento y, por lo tanto, también pueden presentar reacciones positivas y negativas. Lo más importante en este caso, hacerles ver que no ocurre nada por sentir una emoción negativa (validar la emoción) y mostrarles todo nuestro apoyo. Para poder validar estas emociones debemos escucharles y resolver las dudas que puedan surgir, siempre desde la sinceridad.
Si atendemos a lo que ocurre con los adolescentes, los propios procesos que derivan del confinamiento pueden sumarse a los propios de la edad (etapa de múltiples cambios), debemos ser conscientes de que siguen necesitando a los adultos en cuanto al afrontamiento en situaciones límite como esta. No debemos olvidar nunca la baja percepción de riesgo que suele caracterizar a este grupo de edad, por lo que junto con la impulsividad (también característica), puede llevarles a cometer conductas de riesgo. ¿Qué debemos hacer en estos caso? Buscar el diálogo y la negociación, ofreciéndoles un espacio donde poder expresarse libremente y mostrando que respetamos su espacio. En este grupo de edad es muy importante reforzar aquellos valores y fortalezas que poseen .
Por último, un grupo que presenta características representativas (y por eso les diferenciamos en esta clasificación) es el de los mayores. Con ellos, debemos trabajar desde la aceptación de lo que está ocurriendo, y acompañarles tanto de forma física como emocional, mostrándoles el valor que poseen. En este acompañamiento, debemos ir introduciendo progresivamente de nuevo las rutinas (en la medida de lo posible). Lo más importante, cmo en cualquier situación con personas pertenecientes a este grupo de edad, evitar la percepción de soledad y el sentirse “una carga” (autoestigma). Para conocer más información, en este enlace está el acceso al documento oficial del que nos hemos servido.
Learn More¿Sabes respirar?
Muchos al leer este título habréis pensado, “¡pues claro! Menuda tontería..”. Siento deciros que probablemente, la respuesta correcta no sea tan evidente. Hoy, os proponemos la puesta en práctica de algunas técnicas de respiración que, si realizamos de forma habitual, nos ayudarán a obtener múltiples beneficios, como por ejemplo:
1. Reducción de los niveles de estrés y ansiedad, gracias a la relajación muscular.
2. Ayuda en el control emocional. Al darnos unos minutos para respirar de forma consciente, estamos regalándonos un momento en el que conocernos y conocer nuestras reacciones corporales (emociones) y los pensamientos que las provocan.
3. La práctica continuada nos ayuda a entrenar nuestra concentración.
4. Lo más evidente, el aumento de oxígeno en nuestro organismo, va a aportarnos beneficios a nivel de todos los sistemas de órganos que componen nuestro cuerpo:
a. Con el aumento de los niveles de oxígenos conseguiremos una mejor circulación de la sangre, pues si ésta es rica en oxígeno, facilitará el trabajo que realiza el corazón.
b. Además, supondrá un fortalecimiento de nuestros pulmones, ya que progresivamente aumentará su capacidad.
c. Otro ejemplo de beneficio indirecto de este aumento de oxígeno para el organismo está relacionado con la digestión, ya que una mejora en la cantidad de oxígeno en estos órganos favorecen la acción intestinal al aumentar el flujo sanguíneo.
5. Reducción de toxinas de nuestro organismo, pues cuando nuestros pulmones están acostumbrados a llevar a cabo respiraciones rápidas, no llegamos a expulsar del todo los elementos de desecho de los procesos metabólicos, como el CO2.
6. Liberación de endorfinas, que son analgésicos naturales que nuestro organismo produce, lo que de forma indirecta se traduce en una disminución de la sensación de dolor.
Después de leer todos estos beneficios, ¿te animas a respirar? Estas son, tan solo, algunas técnicas que conocemos actualmente, paso a paso:
RESPIRACIÓN ABDOMINAL O DIAFRAGMÁTICA
1. Ponte cómodo, apoyando siempre la espalda sobre el respaldo de la silla o sobre el suelo si preferimos tumbarnos. Mantén las piernas y brazos descruzados.
2. Coloca una de tus manos sobre tu pecho y otra sobre el abdomen (sobre la boca del estómago).
3. Inhalación: toma el aire de forma lenta y profunda con la nariz, durante una cuenta hasta 3. Durante esta inhalación buscamos que nuestro pecho se mantenga quieto, siendo el abdomen el que se “infle”.
4. Realiza una breve pausa de unos segundos.
5. Exhalación: expulsa el aire por la boca lentamente mientras repetimos la cuenta hasta 3.Nuestros labios permanecerán juntos, casi cerrados, y veremos como nuestro abdomen comienza a hundirse (a “desinflarse”).
6. Repite esta secuencia durante unos minutos y practícala de forma habitual.
RESPIRACIÓN PURIFICANTE
1. Ponte cómodo, apoyando siempre la espalda sobre el respaldo de la silla o sobre el suelo si preferimos tumbarnos. Mantén las piernas y brazos descruzados.
2. Realiza una respiración completa, como se indica en el anterior ejercicio (inhalación-pausa-exhalación).
En este caso, la exhalación la realizaremos formando una pequeña “o” con nuestros labios, mediante pequeños “soplidos” (como si estuviésemos soplando por una pajita) expulsando un poco de aire en cada soplido, hasta conseguir exhalar todo el aire.
3. Repite el proceso durante unos minutos.
RESPIRACIÓN ALTERNANTE
1. Colócate en una posición cómoda y comienza situando tus dedos índice y medio sobre la frente.
2. Tapa con el pulgar tu fosa u orificio nasal derecho y comienza a inhalar lentamente por la fosa izquierda.
3. A continuación tapa con tu dedo anular la fosa u orificio nasal izquierdo y seguidamente destapa tu fosa nasal derecha.
4. Comienza a expulsar lentamente el aire sin producir ruido, de la forma más profunda posible.
5. Realiza una inhalación de nuevo, pero en este caso por la fosa derecha.
6. Tapa tu fosa derecha y realiza una exhalación profunda y lenta destapando tu fosa izquierda.
7. Repite este ciclo entre 5 y 10 veces.
Learn More¿Qué emoción te acompaña en este paseo?
Tras una larga espera, parece que la normalidad (o al menos la “nueva normalidad”) asoma poco a poco y se deja ver. En muchos puntos de nuestro país ya se puede disfrutar de esa ansiada caña al sol y, en otros muchos puntos, llegarán esos momentos en apenas unos días.
Sin duda, esto está siendo posible gracias al gran esfuerzo que, en conjunto, hemos hecho, dando una gran lección de empatía y responsabilidad. Sin embargo, ahora es cuando tenemos que aunar aún más nuestras fuerzas para que continuemos en este camino.
Es más que probable que nos inunde la euforia al ver a nuestra familia y amigos tras tanto tiempo, pero debemos ser conscientes de que todavía debemos contener los abrazos y besos que con tantas ganas guardamos para ellos. Quizás, nuestro mayor aliado en estos días sea la precaución y recordar que el peligro aún existe y es real, pero siendo cautelosos con la higiene y la distancia social conseguiremos convivir con él en compañía de nuestros allegados. De igual forma, vernos rodeados de nuestra gente, o volver a nuestro puesto de trabajo, puede venir acompañado de una extraña sensación de angustia o estrés.
Estas emociones que surgirán de la vuelta a las calles, agradables o desagradables de sentir, todas ellas son adaptativas y debemos aceptarlas, sean las que sean, y tratar de normalizarlas, siendo siempre conscientes de la situación en la que nos encontramos.
Además, debemos saber que una emoción no es lo mismo que un pensamiento. Más bien, la emoción es la reacción que nuestro cuerpo produce (por ejemplo, alegría) cuando un pensamiento aparece en nuestra mente (mañana voy a poder ver a mi mejor amiga en persona). Así, una vez diferenciados los conceptos, sería muy interesante ver qué pensamienos son los que están “alimentando” mis emociones.
A priori, si pensamos en volver a disfrutar de la compañía de nuestros seres querídos, lo “normal” sería sentir alegría, ¿no es así? Sin embargo, esto no tiene por qué ser lo que nos ocurra a todos. ¿Significa entoces que estoy enfermo?
ABSOLUTAMENTE NO. Como en cada situación, debemos tomarnos un tiempo para adaptarnos a la nueva situación.
Algo parecido ocurrió al principio del confinamiento. Si te hubiesen dicho que pasarías los próximos dos meses en casa, ¿cómo crees que te hubieses sentido? Probablemente tu primer pensamiento seria algo como “¡A mi me da algo!” Pero al final… hemos visto que, a pesar de algún día malo, hemos sido capaces de adaptarnos a la situación y hacerle frente al confinamiento.
Por tanto, esta vuelta debería comenzar eliminando los juicios de qué es normal y que no lo es. Pues como en cualquier situación novedosa, es probable que sintamos emociones un tanto desagradables, aun cuando la mayoría de la gente etiquete esa situación como “buena”.
Entonces, si aparecen estas emociones desagradables, ¿qué hago? ¿Puedo quedarme en casa hasta que no “me quede otra”?
La evitación (no “enfrentarnos” a aquello que tememos o que nos produce alguna emoción desagradable) por lo general no es aconsejable. Sin embargo, tampoco debemos obligarnos a cumplir las expectativasde quienes nos rodean. En primer lugar, debemos ver qué nos está ocurriendo, ponerle nombre a esa emoción que aparece y ver cómo nos hace sentir. Por ejemplo: estoy saliendo del portal por primera vez y me encuentro a unos 8 vecinos reunidos. Empiezo a notar una sensación de malestar, una ligera presión en el pecho y veo como mi pulso comienza a acelerarse. A esta sensación la voy a etiquetar como angustia y la voy a localizar en el pecho.
Una vez registrada y analizada esta emoción, voy a pensar ¿es normal que me sienta así? Para contestar a esta pregunta debemos ser sinceros y realistas: Después de tanto tiempo, puede ser normal que me angustie ver tantas personas a mi alrededor.
En este momento tengo 2 alternativas: salgo a la calle, viendo cómo me siento y si puedo o no manejar las situaciones (Me apetece tomarme un café con mi amiga Laura y veo que hay un bar que tiene la terraza a rebosar y otro en el que apenas hay 2 mesas ocupadas. Si me siento en la terraza donde hay menos gente me sentiré mejor, y me habré “enfrentado” a la mala sensación que había tenido al salir del portal y ver a gente cerca de mi) o, como segunda alternativa, me vuelvo a casa porque la sensación me ha desbordado. Ya en casa, habiendo reconocido la emoción que se ha producido (la he puesto nombre y la he localizado en mi cuerpo) pienso: ¿qué quiero hacer yo con esta emoción? ¿Qué pensamientos hacen que mi emoción sea cada vez más fuerte? A partir de este punto, aún sin salir de casa, ya estaremos avanzando enormemente en nuestro camino.
Esta segunda alternativa puede surgir, sobretodo los primeros días, y no pasa nada. Ésto no significa que no vayamos a poder salir nunca más de casa. Para conseguir un pasito más en nuestro camino, sería recomendable hacer un ejercicio de memoria que nos hará sentir mejor y nos dará fuerzas para intentarlo en otra ocasión: ¿Me he enfrentado alguna vez a situaciones que me aterraban? ¿He conseguido hacerle frente al miedo y solventar esos malos ratos? ¿He seguido adelante? ¡Sí, sí y sí!Echar la vista atrás y ver que hemos superado situaciones difíciles, ver de qué forma lo hemos conseguido yqué hemos puesto en juego de nosotros mismos, puede hacernos sentir más fuertes y, además, darnos alguna de pista de cuales son nuestras fortalezas.
Ahora que comenzamos a sentirnos libres de salir de nuevo, no nos olvidemos nunca de la libertad de sentir.
Learn MoreSíndrome de la cabaña. Impacto psicológico tras el confinamiento.
Desde hace unos días, los informativos de diferentes canales de televisión y diferentes medios de prensa escrita han comenzado a hablar de este síndrome como una de las posibles consecuencias del confinamiento para el conjunto de la población. Atendiendo a la información que nos aportan para definirlo, éste se caracteriza por la incertidumbre y el temor a volver a salir de casa tras tanto tiempo recluidos en nuestras casas. En su definición, también nos hablan de tres tipos de síntomas que puede presentar en quienes lo padezcan:
- Síntomas físicos: sensación de cansancio, entumecimiento de extremidades (piernas y brazos) y dificultad para levantarnos por las mañanas.
- Síntomas cognitivos: problemas de concentración, fallos de memoria y falta de motivación.
- Síntomas emocionales: tristeza, miedo, angustia, frustración…
Aunque es lógico pensar que es probable que ocurra por la generalidad de sus síntomas, es necesario prestar atención a la información aportada y analizarla detenidamente. En primer lugar, nos hablan de un síndrome, y no de un trastorno. Esto no significa otra cosa que carece de una investigación científica suficiente que avale sus síntomas o sus consecuencias en la población con exactitud, ya que según llegan a afirmar los mismos especialistas, el síndrome puede aparecer, o no, y los síntomas son variables. El síndrome de la cabaña no es una entidad clínica. Es tener miedo a salir de casa como consecuencia de llevar muchas semanas confinados, y eso pasa factura. Además, ahora se añade el poder salir repentinamente a la calle, mismo lugar que durante muchos días se ha percibido como ‘’un lugar peligroso’’/ ‘’el lugar donde te puedes contagiar’’.
Atendiendo a la primera cuestión, como anteriormente hemos mencionado, es complicado llegar a un diagnóstico que nos asegure que lo estamos padeciendo, o que simplemente la falta de ejercicio físico y de una rutina clara nos dificulte un poco la vuelta a nuestro día a día de antes de la pandemia. Si lo pensamos detenidamente, para muchas personas que no han podido continuar trabajando, este confinamiento ha podido asemejarse a unas “vacaciones”. Ahora, si pensamos en los primeros días de trabajo tras la vuelta habitual de las vacaciones, ¿no es cierto que, en general, sentimos que estamos más cansados o que no rendimos al 100% hasta pasados unos días? .
Igual nos parece algo más sensato pensar que la vuelta a la rutina y a la normalidad, como a la vuelta de unas vacaciones de verano, la gran mayoría tengamos que pasar por un “periodo de adaptación” hasta conseguir ser quienes éramos en todos los aspectos de nuestra vida.
Aunque gran parte de la población tan solo necesite de este “periodo de adaptación”, existe un mayor riesgos para sufrir algunas consecuencias negativas que vayan más allá de “unos días malos” para aquellas personas (de la población general, sin patologías mentales graves previas) que presenten ciertas vulnerabilidades. Desde la psicología se baraja la posibilidad de que un cierto nivel de miedo al contagio será adaptativo, porque nos ayudará a mantener nuestros rituales de limpieza y protección y que podamos seguir las pautas establecidas por el gobierno en cada una de las fases de la desescalada. Lo perjudicial es cuando ese miedo nos limita, nos invade y nos genera otras consecuencias psicológicas como es ansiedad, crisis de pánico o insomnio.
Las vulnerabilidades a las que hacemos referencia para la aparición de estos síntomas que pueden afectar al desarrollo normal de nuestro día a día son, por ejemplo, la falta de autocontrol y autorregulación, o la anticipación de hechos futuros en combinación de un pensamiento catastrofista. ¿Qué significa esto último? Pensar que si algo malo puede pasar (por ejemplo, contagiarnos a la vuelta al trabajo o a la vida social), no solo es algo que pasará, sino que además será en la peor de sus formas (no solo me voy a infectar, sino que contagiaré a mis seres queridos y mi vida y la de los demás correrá serio peligro). Ante estos pensamientos, sólo podemos “hacerle frente” con un argumento: LA REALIDAD. En este caso, la realidad no es otra que, existe la posibilidad de contagiarnos, pero si seguimos las pautas e indicaciones de higiene que nos proporcionan las autoridades sanitarias podemos “librarnos” del virus.
Como última reflexión, hay que recordar que el exceso de información (en ocasiones poco contrastada y alarmista) es tan peligrosa como la total desinformación.
Learn MoreCÓMO SALIR CON LOS NIÑOS DE MANERA RESPONSABLE DURANTE EL CONFINAMIENTO
Los menores de catorce años ya pueden salir a la calle y no queremos dejar de acompañaros en estos momentos dándoos pautas sobre cómo hacerlo de la manera más responsable posible.
Learn MoreSi la psicología puede ser positiva, ¡tú también!
Efectivamente, dentro del gran abanico que compone la ciencia que estudia los procesos mentales desde las dimensiones cognitiva, afectiva y conductual (o comúnmente conocida como psicología), y sus múltiples ramificaciones (psicología clínica, psicología social, neuropsicología…), encontramos una joven “rama” que se desvía ligeramente del tronco que forja a esta disciplina. Esta joven rama no es, ni más ni menos, que la psicología positiva.
Antes de hablar un poquito más acerca de la psicología positiva, vamos a puntualizar a qué nos referimos cuando mencionamos ese ligero “desvío” del tronco o eje central de la psicología: para poder entender qué es, primero debemos conocer por qué surge, cuál es su objetivo.
Hasta el momento, la psicología (y gran parte de las ramas o especialidades que surgían de ella) tenían como objeto de estudio las carencias del ser humano. Ya fuese en lo referido a enfermedades mentales (carencia o ausencia de salud), a los problemas de adaptación (al ámbito social, al ámbito académico..), etc. En resumidas cuentas, la psicología presentaba como fin último buscar soluciones a múltiples problemas del ser humano, poniendo siempre su atención en lo negativo o en lo que falta.
Fue en 1998 cuando Martin Seligman, como presidente de la Asociación Americana de Psicología (APA), hizo por primera vez mención oficial a la psicología positiva, proponiendo un nuevo enfoque en el estudio de la psique humana: partir de los aspectos positivos de la existencia humana para así ser capaces de mejorarla.
Tomando influencias desde múltiples disciplinas (filosofía oriental, budismo, filosofía clásica occidental y algunas ramas iniciales de la psicología), la psicología centra como eje de su explicación en el concepto «eudaimonia», que significa «la buena vida». Esta buena vida no necesariamente se relaciona con la felicidad plena, sino con vivir de acuerdo a lo que es importante y llevar una existencia lo más completa y realizada posible. En otras palabras, implica utilizar las fortalezas personales para producir satisfacción y gratificación
Ya tenemos la teoría, ¿pero y la práctica? ¿Sabemos identificar nuestras fortalezas para poder desarrollarlas? (Dejo por aquí una pequeña chuleta para recordar cuáles son las que propone Seligman derivadas de las 6 virtudes humanas universales…)
Si ya has encontrado tus fortalezas, céntrate en ellas y en cómo desarrollarlas para alcanzar tu bienestar. Si aún te cuesta un poco, una buena alternativa (que además te sirve para aumentar tu autoestima) es preguntarle a tu entorno más cercano. Así puedes ver cómo los demás te perciben y si se corresponde con la imagen que tienes de ti mismo.
Ahora una tarea sencilla para desarrollar, por ejemplo, el perdón:
PERDONA-T (Dafne Cataluña)
Con este ejercicio vamos a buscar dirigir la capacidad de perdonar hacia uno mismo de una forma creativa:
- Elige una situación en la que consideres que no has actuado correctamente
- Piensa en una persona a la que le tienes mucho cariño, puede ser un amigo, un familiar o un personaje que te inspire bondad y amor.
- Ahora vas a escribir un relato. El protagonista es la persona que has elegido en el punto 2, y la historia girará en torno al tema de la situación que has elegido en la situación 1, de forma que el protagonista, y no tú, es quien no ha actuado de forma correcta. Vas a describir la situación como narrador tomando un punto de vista observador, desde la distancia, describiendo lo ocurrido. Además, vas a reflejar el diálogo interno del protagonista que argumentará los motivos por los que se ha comportado así.
- El relato termina con un mensaje del narrador al protagonista que le ayude a aprender de lo sucedido y ver el lado bueno de lo que ocurrió.
Este ejercicio nos ayuda a tomar distancia, mirarnos con los ojos de una persona que sabemos que es cariñosa y de esa forma ser menos exigentes y culpabilizarnos menos de los errores.
Encuentra, por ejemplo, aquí más actividades que pueden ayudarte a desarrollar tus fortalezas y aumentar tu percepción bienestar.
¡NO LO OLVIDES!
Link: https://www.cop-cv.org/db/docu/170419111407WtnYiyZunKZr.pdf
Learn More